miércoles, septiembre 21, 2005

"El discípulo" : una minificción de Oscar Wilde

El discípulo
Oscar Wilde
Cuando murió Narciso las flores de los campos quedaron desoladas y solicitaron al río gotas de agua para llorarlo.
—¡Oh! —les respondió el río— aun cuando todas mis gotas de agua se convirtieran en lágrimas, no tendría suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo amaba.
—¡Oh! —prosiguieron las flores de los campos— ¿cómo no ibas a amar a Narciso? Era hermoso.
—¿Era hermoso? —preguntó el río.
—¿Y quién mejor que tú para saberlo? —dijeron las flores—. Todos los días se inclinaba sobre tu ribazo, contemplaba en tus aguas su belleza...
—Si yo lo amaba —respondió el río— es porque, cuando se inclinaba sobre mí, veía yo en sus ojos el reflejo de mis aguas.
***
Comentario
Gilberto Marti
Las minificción exige de los lectores que sean activos porque, siendo la brevedad una de las características de estas creaciones, el escritor recurre a la elipsis, esto es, a dejar fuera del texto los indicios que no son indispensables; el resto viene por sugerencia o recurriendo a la intertextualidad. En el caso de El discípulo el lector deberá conocer el Mito de Narciso para poder percibir el desenlace sorpresivo, con "vuelta de tuerca", propuesto por Wilde.
Y aunque no nos gusten las "etiquetas" para las minificciones, es interesante señalar que El discípulo ha sido calificado, clasificado como poema en prosa. No nos parece acertada la clasificación por un motivo: en el texto no hay intención de escribir un poema, sino de contar una historia, recontar el Mito de Narciso pero desde el punto de vista del Río; así, en nuestra opinión sería mejor llamarle minicuento.

1 Comments:

Blogger De Josefa said...

Debe haber estado borracho el traductor. Go to the source.

7:46 a.m.  

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